miércoles, febrero 27, 2013

Reseña: Warm Bodies (2013)

Titulada de forma bochornosa en España como Memorias de un zombi adolescente, Warm Bodies (2013) consigue el nada desdeñable logro de hacer una película muy eficiente y entretenida partiendo de lo que en un principio es una premisa bastante estúpida: un Apocalipsis zombie en el que los muertos vivientes se curan gracias al poder del amor. Es también el primer estreno importante de horror mainstream del que hablamos este año, y al final ha resultado ser lo que esperaba y poco más, aunque en este caso eso es algo positivo.

Como ya sin duda sabréis todos, la película fue rechazada por los tribunales populares de Internet en el momento de su anuncio al calificarla como la supuesta heredera de Crepúsculo (2008), algo que probablemente haya sido cierto en el momento de su concepción. Sin embargo, las expectativas cambiaron luego de su muy divertido trailer que anunciaba más bien una comedia de zombis en toda regla al estilo de Shaun of the Dead (2004) o Fido (2007). Al final, el resultado está ciertamente muy lejos del conseguido por las dos cintas antes mencionadas, no sólo por la medianía de la película en cuanto a calidad sino también por lo que ha resultado ser un avance un tanto engañoso; Warm Bodies es una comedia pero sólo en cuanto a lo ligero de su historia y su tratamiento apto para todos los públicos, y aunque la recreación estética de ese mundo en ruinas habla de una producción cuidada y visualmente muy atractiva, la película es muy parca en cuanto a violencia y escasa en lo referente a conflicto en pantalla. En realidad estamos ante una genuina aunque sencilla historia de amor juvenil vista a través del tema zombi, por lo que de haber un referente este probablemente sea la muy reivindicable El regreso de los muertos vivientes 3 (1993), o Mortal zombi, como se tituló en España. En dicha película, por cierto, se da la casualidad de que la chica protagonista también se llama Julie. 

Hay que decir que los partidarios de un cine de terror más visceral o los fanáticos del cine de cadáveres ambulantes probablemente no saquen mucho de esta película en concreto, pero es lo suficientemente entretenida para ser considerada un producto digno teniendo en cuenta el tipo de público que intenta captar, y se agradece que al menos haya la intención de contar una historia por sencilla que sea, así como de crear una atmósfera en vez de centrar la película en el dramón de dos bellísimos jóvenes de muy buen ver. Personalmente debo decir que lo disparatado de la premisa no me ha molestado para nada porque la película crea sus propias reglas en cuanto a qué son los zombis y por qué hacen lo que hacen, haciendo además una clara diferenciación entre los zombis lentos interpretados por actores y los cadáveres huesudos y rápidos hechos por ordenador. Mi mayor queja en todo caso es que me hubiera gustado que la película tuviese un poco más de argumento o siquiera una pizca más de carga dramática. El mejor ejemplo que puedo mencionar de esto es que lo que en un principio parece que será el principal conflicto de la película (el rechazo por parte de los líderes humanos y en particular del personaje de John Malkovich ante la posibilidad de que los zombis puedan cambiar) termina siendo algo meramente anecdótico con una mínima repercusión para los personajes.

En vez de eso la película decide no tomar ningún riesgo e irse por el camino fácil de la comedia en la que los principales puntos de humor vienen dados por los monólogos internos del protagonista y su angst adolescente. En sí la cinta no es demasiado destacable, pero contrariamente a lo que muchos de vosotros podáis pensar, es bastante divertida y está mucho mejor hecha de lo que podría esperar de un evidente producto de aprovechamiento del éxito de Crepúsculo, con la que finalmente tiene muy poco que ver más allá de la presentación de una historia de amor. A diferencia de otros ejemplos recientes, el romance chica-monstruo no está enfocado desde una perspectiva solemne y cursi sino a través de una ligereza y un buen humor francamente entrañables. Una cosa sí os puedo decir, y es que me parece mil veces más recomendable esta película que varias de las entradas supuestamente más "serias" de lo zombi en los últimos años, incluyendo algunos de los trabajos más recientes del propio George Romero. Sólo eso os debería dar una idea. 

lunes, febrero 25, 2013

Fantasy Filmfest Nights 2013: Allí vamos.

Si alguien que lea esto vive en Berlín lo mejor es que se vaya haciendo un hueco en la agenda para el 23 y el 24 de marzo, que es cuando tendrá lugar en la capital alemana el Fantasy Filmfest Nights 2013, dos maratónicos días dedicados al cine de terror que despunta cada año entre una edición y otra del Fantasy Filmfest y que por lo tanto no ha podido ser incluido en la programación oficial (recordemos que el FFF se realiza en verano). Para los aficionados al terror que vivimos aquí en Berlín es un evento muy importante porque las películas que aquí se proyectan tienen escasas (por no decir nulas) posibilidades de ser estrenadas comercialmente, y en versión original ni hablemos.

Quien escribe estas líneas ya tiene su pase de temporada y está obligado moralmente a verse toda la programación de este glorioso fin de semana: diez películas en dos días, ocasión que será por supuesto cubierta aquí con las diez reseñas de rigor (prometo solemnemente acelerar el ritmo de producción hasta el paroxismo).

El programa está disponible para descargar en la web del festival o directamente aquí.

sábado, febrero 16, 2013

Reseña: The Gate (1987)

Probablemente conocida por la mayor parte de los lectores de este blog (al menos aquellos de cierta edad), The Gate (1987) es una de las más famosas cintas de horror juvenil de la década de los ochenta, muy a menudo equiparada con la película de Fred Dekker The Monster Squad (1987), la cual ya reseñamos hace algún tiempo. Pero si bien ambas cintas se estrenaron el mismo año y comparten un mismo público potencial, esta de la que hablamos hoy es un trabajo muy diferente al que me parece que no se le da la atención debida. Lo cierto es que esta película del húngaro Tibor Takács es una cinta más seria y menos dada a la parodia, quizás por carecer del referente pop de los monstruos clásicos del cine de terror e irse más por la muestra de críos enfrentándose a una emanación de lo sobrenatural que no por tener concesiones a la comedia deja de ser una amenaza.

En este sentido, la película es más comparable a lo que en su momento fue Gremlins (1984), indudable antecedente de este tipo de cinta. Al igual que la cinta de Joe Dante, The Gate es una película de terror dirigida a un público joven en la que no faltan elementos bastante oscuros, provenientes todos de la idea de un niño que abre accidentalmente una puerta al infierno en el patio de su casa, con consecuencias nefastas no sólo para él sino también para todos los que le rodean. El uso de críos como protagonistas sorprendentemente no hace que la película escatime en algunas imágenes ciertamente siniestras que involucran arquetipos tan poco infantiles como el fantasma de la madre muerta, un zombi producto de la imaginación de uno de los protagonistas y por supuesto los pequeños demonios que se cuelan por la puerta y que son probablemente la imagen más fácilmente reconocible de esta cinta.

Todos estos oscuros elementos están realizados, por cierto, mediante unos efectos especiales bastante sobresalientes que se sostienen bastante bien incluso hoy en día, y no sólo en cuanto a las criaturas sino también en cuanto a cómo la película se ceba a nivel de violencia con sus jóvenes protagonistas, quienes salen de todo menos ilesos de esta experiencia. Evidentemente la película no olvida cual es su público potencial en cuanto a que la resolución necesariamente implica cierta forma revertir los efectos negativos de lo que acaba de ocurrir. Sin embargo, el ambiente apocalíptico logrado por The Gate es genuinamente sorprendente tratándose de una película que siempre ha sido catalogada como infantil.

Como nota curiosa está evidentemente el hecho de que el protagonista es nada menos que un debutante Stephen Dorff, quien contaba con apenas 13 años para cuando la película se estrenó. Probablemente su inclusión haya ayudado a que esta cinta permaneciera en el mundo mainstream del cine de terror como el origen de una carrera bastante fructífera. Pero más allá de eso, en The Gate tenemos el ejemplo perfecto de una película muy destacable que se mantiene todavía en muy buena forma. Si alguno de vosotros tiene ganas de revisitar el cine de terror comercial de los ochenta, esta es una muy buena opción.