jueves, mayo 24, 2012

Reseña: Donkey Punch (2008)

La producción británica Donkey Punch (2008) es una de esas películas de las que había escuchado hablar pero a la que no me había acercado hasta hace muy recientemente. Más que una película de horror, es uno de esos thrillers juveniles que parten de la ya muy conocida premisa de una inesperada desgracia que termina saliéndose de control. En este caso, dicha desgracia es la muerte de una chica durante un juego sexual de dudosa reputación y que lleva a una sangrienta escalada en alta mar. El resultado final recuerda un poco a la muy superior Very Bad Things (1998), una comedia negra en la que al menos los toques cómicos eran intencionales. Esta de la que hablamos hoy, en cambio, desperdicia bastante su ya de por sí poco atractiva premisa y se pierde en el morbo fácil de la decadencia de jóvenes  británicos de vacaciones en Mallorca. 

Esta también es una de esas películas en las que el conflicto tarda mucho tiempo en desencadenarse, aunque quizás sea esa una de sus escasas virtudes al mostrar gradualmente a lo largo de una tarde en un yate cómo lo que en principio parece una diversión de lo más sana termina adquiriendo tintes cada vez más desaforados. Confieso aquí que mis prejuicios ven en la cinta cierto toque moralista en el sentido de que la desgracia sigue inevitablemente al desenfreno de drogas duras y sexo en grupo, algo que por otro lado no es nada raro en este tipo de cintas en las que el alejamiento de casa trae el horror (el viejo arquetipo de la "dead turist movie").

Sin embargo, el auténtico problema para mí reside, en primer lugar, en que la película no tiene realmente un protagonista. Normalmente este tipo de cintas suele centrarse en el personaje más ingenuo de todos (en este caso la chica que acaba de salir de una relación y que se muestra más timorata que sus amigas) pero aquí no ocurre así porque el enfoque de Donkey Punch va cambiando de un personaje a otro y difícilmente se decanta por uno solo. Ciertamente no ayuda el hecho de que difícilmente el público puede ponerse del lado de un personaje que toma las decisiones más estúpidas e imposibles, ayudando a que la película alcance un grado de inverosimilitud que tira de espaldas e impide que pueda tomarse en serio. 

El morbo contrapuesto de las chicas guapas y el festín de sangre que sale a continuación se me antojan poco para aguantar un visionado entero de Donkey Punch, así que sugeriría acercarse a otros ejemplos de terrores en alta mar menos moralistas y al menos un poco más inteligentes. Por mi parte, creo que la única cosa que ha valido la pena de esta película ha sido ver Jaime Winstone, la protagonista de la serie de zombis Dead Set (2008) en un agradecido cambio de registro como guarrilla/psicópata. Pero nada más.