martes, marzo 31, 2009

Reseña: Pulse 2 (2008)

Podemos decir abiertamente que Pulse 2: Afterlife (2008), una secuela directo-a-DVD del remake americano de Kairo (2001), fue una película que se coló literalmente por debajo de la mesa. Una continuación que ciertamente nadie pidió, seguía además los pasos de una película bastante mediocre, y aunque es cierto que en ella encontramos atisbos de lo que pudo haber sido una buena historia, resulta tan evidentemente pobre de medios y ejecución que lo único que consigue es dar vergüenza ajena.

La continuidad con su predecesora es sólo en cuanto a la premisa principal: a pesar de que Pulse 2 transcurre en el mismo mundo post-apocalíptico de la primera parte en el que unos fantasmas "salidos de Internet" se han apoderado del planeta y desterrado a los escasos sobrevivientes a apartados refugios lejos de toda tecnología, ninguno de los personajes de Pulse (2006) aparece aquí. En vez de eso, esta secuela se aleja un poco de la mirada global de la anterior para centrarse en apenas un par de personajes. Al mismo tiempo la trama gira en torno a un drama familiar compuesto de adultos cercanos a los cuarenta, lo que rompe con el tono juvenil de la primera parte. Es esta trama familiar, curiosamente, lo más interesante de la película, y no tanto por la historia en sí sino por la forma en la que está contada: la frenética búsqueda de una niña por parte de ambos progenitores, dotada también de una dualidad en el punto de vista de la narración: la historia está vista tanto por el lado de los muertos como de los vivos. Este detalle en particular es lo suficientemente curioso para dar cierto ánimo a la película, y es con toda seguridad el único aliciente que puede tener.

Por desgracia, todo el resto resulta tan vacío y pobre que llega a desesperar. La película tiene, incluso para los estándares del formato doméstico, una pinta tan barata que deja demasiado en evidencia la carencia de medios con la que ha sido compuesta. El aspecto de los fantasmas (lo único bueno de su antecesora) ahora es diferente, para nada amenazante y por completo carente de imaginación. Pero lo más insultante de todo es que la película muestra un abuso de la "pantalla azul" hasta límites absurdos, y con esto me refiero a que incluso escenas en la que los personajes están en un simple dormitorio son realizadas a través de un montaje digital. El efecto resultante descoloca tanto al espectador que distrae del visionado, perjudicando incluso momentos que muestran cierta promesa, como por ejemplo esa primera escena en la que un personaje misterioso se dispone a salir a la calle no sin antes prepararse con un traje rojo "anti-fantasmas".

Llegado un determinado momento la película muestra una escena que en un principio parece que sobra y que no lleva a ningún lado, hasta que nos enteramos de que no es más que un adelanto de la tercera parte que fue rodada casi simultáneamente y estrenada en formato doméstico pocos meses después. Pero de esa hablaremos otro día. De momento conformémonos con saber que estamos ante una secuela bastante pobre cuyos mejores detalles se encuentran hundidos por un desarrollo carente de todo atractivo y que (mucho me temo) no disfrutarán ni siquiera aquellos que hayan gustado de la primera parte.

viernes, marzo 27, 2009

La inútil lista de la década: el 2002

El 2002 fue, como todos saben ya, el año de The Ring (reseña aquí), remake de Gore Verbinski que abrió las puertas a la occidentalización de películas de terror asiáticas y a la vez heredera de la ola sobrenatural que llegó tras el surgimiento de Shyamalan. Como ya hemos mencionado varias veces aquí, The Ring es no sólo la única adaptación de terror made in Asia que vale la pena (llegando incluso a superar al original, al menos ante mis ojos), sino también una de las cintas de terror sobrenatural más interesantes de los últimos años. Si destaca es precisamente por la valentía de sus responsables de coger el original de Hideo Nakata y saber adaptarlo perfectamente al relato de fantasmas puramente americano, sin que por ello pierda fuerza como película de terror. Es una lástima que ningún otro de sus congéneres haya obtenido hasta la fecha resultados similares.
Las otras dos cintas del podio de este año son harto conocidas por todos los visitantes de esta página. Una de ellas es May, la curiosa (y hasta la fecha no reseñada aquí) cinta de Lucky McKee que todos gustamos de "descubrir" y recomendar, una historia de personajes marginados tan antigua como el género de terror pero que tiene el aliciente de contar con un genuino sentido de lo macabro y una espectacular actriz protagonista en la frágil figura de Angela Bettis. Si queda alguien por aquí que no le haya echado un vistazo, ya está tardando. La otra cinta es, una vez más, un exponente del japo-terror, Dark Water (reseña aquí). Esta película, dirigida por Hideo Nakata y basada en un relato corto del escritor japonés Koji Suzuki, es probablemente la mejor de su director y una de las mejores historias de fantasmas que he visto provenientes de ese país, especialmente en su muy lograda atmósfera y su aún más sólida metáfora del abandono. La película, por cierto, también contó con un remake americano bastante aceptable aunque, por desgracia, no aportó nada nuevo.
En el apartado de las "nominadas", aquellas que no llegan al podio pero que definitivamente merecen ser nombradas, encontramos películas tan disímiles como Dog Soldiers (reseña aquí), de Neil Marshall, o Señales, de M. Night Shyamalan. La primera, una versión evidente de Zulu con hombres-lobo de por medio, es una monster-movie a lo clásico, con licántropos "de traje" vs soldados británicos atrapados en una cabaña en medio del bosque. La segunda también repite el ambiente de estado de sitio, esta vez con una familia refugiándose de lo que podría ser (o no) una amenaza de otros mundos, y en la que Shyamalan parece haber leído bien la cartilla de George Romero a la hora de abordar la amenaza al grupo por parte de los desconocido.
También destacable es Three (reseña aquí), una película "de antología" obra de tres directores asiáticos diferentes la cual no me canso de recomendar, así como la película británica de zombis 28 días después (reseña aquí). Esta última, si bien por méritos propios no me parece ninguna obra maestra, sí ayudó a resucitar el género de cadáveres ambulantes de la fosa paródica en la que se encontraba, hecho al que también ayudó el estreno de Resident Evil (reseña aquí).
Estas son de momento todas las que se me ocurren de este fructífero año. Como siempre, lo mejor serán los aportes de aquellos que comenten.

martes, marzo 24, 2009

Tres tristes trailers 19

El trailer de Drag Me To Hell (2009) es el más interesante de los que traemos a colación esta vez, y no simplemente por el regreso de Sam Raimi al género de terror como director, sino también por ser uno de los pocos que llega a generar algo de expectativa. A juzgar por el avance, el tono de comedia prometido en su momento por los creadores de esta nueva película se contradice con la aparente sobriedad de lo que vemos, pero no nos dejemos engañar; prácticamente ninguna de las películas de Raimi, ni siquiera las más comerciales, tienden a tomarse demasiado en serio a sí mismas, y si bien el humor no parece estar presente en la ejecución del argumento, sí que lo está en su situación inicial: una maldición demoníaca ancestral que se desata producto de un hecho tan mundano como puede ser la mezcla de la codicia corporativa y la falta de piedad burocrática. Semejante despropósito viene como anillo al dedo en una época en que la debacle financiera mundial se ha convertido en un horror tangible. Casualidad o no, mejor no podía venir.

No tan interesante, por desgracia, es el avance de Sorority Row (2009), el último de la larga serie de remakes que nos caen desde un tiempo acá. En este caso le toca el turno de ser "re-hecha" a una cinta de 1983 perteneciente a una línea específica de hacer cine de la cual ya habíamos hablado fugazmente en otra ocasión. La película que vemos en este trailer hace justicia a sus antecesoras en el sentido de que sirve de argumento perfecto a ciertas lecturas sociológicas que afirman que los slasher films son, en gran medida, poco más que la representación de macabras fantasías misóginas en las que el público masculino (y por lo general sexualmente marginado) se regodea en la contemplación de bellas e inaccesibles féminas a las que luego querrá ver morir de la peor manera posible. Con la película también se aprecia una aparente resurrección del viejo esquema de Kevin Williamson en lo concerniente a asesinos enmascarados con armas "temáticas" (en este caso absurda: una llave de cruz) e hipersexuadas féminas universitarias. En general más de lo mismo.

Y ya para terminar, diremos que sin duda alguna el trailer de Orphan (2009) es bastante pobre y genérico, pero me parece curioso por lo mucho que me recuerda (en argumento, tono y ejecución) a The Bad Seed (1959), una de las más conocidas historias de "niños chungos" de la cual se viene rumoreando un remake desde hace ya unos años. Del resto se ve como una historia que perfectamente podría haber estado destinada a los circuitos burdamente televisivos sin que nadie perdiera sueño por ello. Y por cierto, debo acotar que el trailer me ha dado una frase que debería haber sido el verdadero título de la película: There's something wrong with Esther, en chorreantes letras rojas y con la niña en el cartel ocultando un cuchillo tras la espalda. Ya lo veremos.

domingo, marzo 22, 2009

Reseña: Demons (1985)

A diferencia de la mayor parte de mis conocidos, mi primer visionado de Demons (1985) se realizó bastante tarde, cuando ya había pasado ante mis ojos un gran número de películas deudoras de la que es probablemente una de las más mentadas historias de terror del cine de género italiano. Escribir sobre ella aquí es más consecuencia de una referencialidad obligada que de una necesidad, puesto que ya se han escrito y se seguirán escribiendo miles de reseñas sobre ella, muchas incluso más completas que esta. De todas formas, para los pocos iniciados que pueda seguir habiendo por allí, la película trata sobre un grupo de gente que se reúne en un antiguo teatro de Berlín-Oeste para asistir al pre-estreno de una película de horror por completo desconocida. Durante la proyección de la cinta (que trata de la invasión a nuestro mundo por parte de una horda de seres demoníacos) se produce la entrada de unos auténticos demonios infernales, revelando así que la función no era más que una trampa tendida a las potenciales víctimas.

Demons fue producida por Dario Argento, quien por aquella época deseaba tener su propio éxitazo en la onda de El amanecer de los muertos (1978), con la que esta película comparte su situación de estado de sitio y su estructura dramática de variopintos personajes unidos por una amenaza común. Argento, un hombre que en mi opinión tiene mejor ojo y mayores aciertos como productor que cuando se pone él mismo detrás de la cámara, pone al mando en esta ocasión a Lamberto Bava, quien lleva a la pantalla una película que sabe ponerse a la altura del legado de su padre, obteniendo así uno de sus mejores trabajos. El resultado es una serie B auténtica tanto en espíritu como en formas, una que, al igual que The Evil Dead (1981) (una de sus mayores y más evidentes influencias), resulta todo un triunfo del estilo sobre la lógica, del aprovechamiento de una situación para llevar a buen resultado todo el potencial imaginario de un tema tan gastado como puede ser el de las posesiones. De hecho, y aunque lo que ocurre en la película no tiene mayor explicación que la necesaria, hay diversos guiños a lo largo de varias escenas que dan pistas al espectador para un juego de referencias entre el hecho ficcional y el real, dando paso a una contraposición de planos narrativos al menos interesante.

Ejemplo de esto es el momento en que vemos que uno de los actores de la misteriosa película que se proyecta en el teatro es el mismo joven que repartía las invitaciones en la calle, hecho del que ninguno de los presentes parece darse cuenta pero nosotros como público sí. De la misma forma, el recurso narrativo de la "película maldita" se da únicamente en el juego con el espectador, en el sentido de que no es la película en sí la que abre paso a la masacre del teatro (hecho curioso que no todo el mundo recuerda), sino la "infección" de uno de los espectadores a causa de un artefacto ancestral. El resto no es más que una excusa muy bien tramada para el regodeo en momentos que son el auténtico objetivo de la película, como el héroe intrépido montado sobre una moto y esgrimiendo una katana mientras la chica a proteger se aferra sus espaldas. En mi opinión, el único fallo de la película reside en aquellas escenas que transcurren fuera del teatro y que rompen la unidad argumental de la historia, alargando innecesariamente el metraje con el único objetivo (al parecer) de traer más víctimas para que sean pasto para los demonios.

Se dice muchas veces que el tramo final de Demons carece de lógica alguna, y razón no falta para creer ello. Sin embargo, lo que realmente descoloca de dicho desenlace es el descubrir, como espectadores, que aquel Apocalipsis que se nos presenta poco o nada ha tenido que ver (al menos aparentemente) con la trama desarrollada dentro del teatro, sino que esta no ha sido más que una distracción pasajera del auténtico horror que tomaba lugar en el exterior. La imagen final en este sentido es gloriosa porque abre la puerta a una nueva "realidad" que puede presentarse en forma de secuelas, pero que resulta mucho más efectiva como coda final. Es lo que intentó hacer en su momento Robert Rodríguez, aunque la peripecia de Lamberto Bava resulta a todas luces superior, muy superior.

martes, marzo 17, 2009

Reseña: House on Haunted Hill (1959)

El esquema lo conocemos de sobra hoy en día: el excéntrico millonario Frederick Loren, junto con su odiada cuarta esposa, ofrece una fiesta para cinco invitados en la "casa de la colina embrujada", una famosa mansión encantada propiedad de un millonario venido a menos, con un jugoso premio en metálico para aquellos que logren sobrevivir a la llegada del amanecer. La lucha entre estos personajes y los fantasmas que habitan la lúgubre mansión es el argumento de la película que hoy nos ocupa, House on Haunted Hill (1959). A pesar de que se trata de una las historias de casas embrujadas más famosas que se hayan llevado a la pantalla (hasta el punto de tener hoy en día su propio remake y todo), debo reconocer que nunca ha conseguido entusiasmarme del todo, eso incluso después de darle más de una oportunidad. Para mí sus evidentes méritos residen en motivos puramente extracinematográficos, especialmente su capacidad de influenciar trabajos que resultaron ser, a todas luces, muy superiores tanto en estilo como sustancia. Todo esto hace que tenga su puesto destacable en esa década de bisagra entre los horrores góticos y lo que se ha dado por llamar el cine de terror "moderno" americano.

House on Haunted Hill es también una de las películas más famosas de William Castle, un director que tenía más de feriante que de cineasta, y que muchas veces suplía las carencias de sus películas con extravagantes trucos utilizados durante la proyección. El empleado en esta cinta, bautizado como Emergo, consistía en un esquelto de plástico que "levitaba" sobre la platea en el momento indicado, con las consecuentes explosiones histéricas entre el público joven que acudía a las "pelis de miedo" y que sin duda alguna representaban la audiencia ideal de Castle y compañía.

Sin embargo, el éxito de esta historia de fantasmas tiene probablemente menos que ver con artimañas publicitarias y más con la presencia como protagonista del actor Vincent Price, quien una vez más demuestra que es capaz por sí solo de subir el caché de cualquier película en la que se apersona. En general se puede decir que los personajes están bastante bien dibujados (especialmente el atormentado y a veces cómico dueño de la casa), pero el tratamiento que se le da tanto a la trama como al suspense planteado por Castle es demasiado ingenuo como para constituir realmente un thriller adulto. Es por esto que la escena final desenmascara a la película como lo que en el fondo es: una serie B muy limitada que, francamente, dudo que fuera recordada hoy en día de no ser por el inmenso carisma de su actor protagonista.

Curiosamente, la presencia de Price resulta aquí un arma de doble filo al estar el público habituado a su caracterización de eterno villano, lo que hasta cierto punto estropea un poco esa casposísima revelación final. Creo que con esta película se da uno de esos casos en los que una obra deja de ser cine para convertirse en historia del cine, en reunión de una serie de elementos de estilo atribuibles a gran parte del cine de terror posterior, pero que en este caso particular han envejecido bastante mal. Ciertamente no es la mejor película de William Castle, mucho menos de Vincent Price, pero aquellos que deseen adentrarse en la historia de este particular género, seguramente conseguirán aprovechar un visionado.

domingo, marzo 08, 2009

Reseña: Pesadilla en Elm Street 5 (1989)

Tras el ligero pero evidente bajón de calidad de la entrega anterior, Pesadilla en Elm Street 5 (1989) añade su contundente aporte a la destrucción del personaje de Freddy Krueger. Esta quinta parte, subtitulada The Dream Child, es a todas luces una de las peores y más flojas de la saga, enviando al garete gran parte del legado de Wes Craven y dándonos una película que, con todo y sus minoritarios aciertos, resulta considerablemente más pobre y menos entretenida que las anteriores.

Destaquemos primero lo bueno: esta quinta entrega da a la saga una estética gótica que, aunque diferente a lo que habíamos presenciado antes, funciona dentro de la mitología del personaje. Asimismo, tanto los guionistas como el director Stephen Hopkins (otro de esos archi-conocidos mercenarios de los ochenta y noventas) dosifican la exposición de Freddy y, hasta cierto punto, vuelven a hacer de él una figura oculta en el trasfondo de la historia, sin dar lugar a esas conversaciones que mantenía con la chica final de la cuarta película.

Precisamente esta joven, Alice, regresa en esta ocasión como protagonista, teñida de rubia y misteriosamente despojada de los poderes que había desarrollado en su anterior encuentro con Freddy. En cuanto al regreso de este, una vez más los guionistas han decidido no romperse mucho el coco, y esta vez nuestro hombre del saco favorito planea regresar al mundo de los vivos utilizando como vehículo el futuro niño que lleva dentro de sí la protagonista (aunque nunca queda claro si desea reencarnar en él o convertirlo en su primer "discípulo"). La premisa hasta cierto punto resulta interesante, y sobre todo con un enorme potencial para devolver la saga a sus facetas más oscuras, pero todo eso se queda en un producto final bastante desabrido que para colmo tiene el body count más bajo de toda la saga. Visualmente las muertes siguen siendo curiosas, pero su desarrollo tiende mucho más hacia la comedia que hacia el terror, a veces hasta puntos realmente sonrojantes (el inicio del ataque a un talentoso artista de cómics remite inevitablemente al vídeo de Take On Me) que empeoran con los cansinos one liners y disfraces de Robert Englund. Si era cierto que la saga ya cojeaba desde antes, esta película fue la que terminó de lisiarla por completo.

Pesadilla en Elm Street 5 también incluye una mirada un poco más prolongada en la historia previa de Freddy Krueger, con la inclusión de un personaje que ya era sugerido en la tercera entrega, pero que no aporta nada nuevo aparte de visualizar algo que ya se nos había narrado en dicha película. La sensación que transmite es que dicha línea argumental únicamente fue incluída para que los guionistas tuvieran una forma de matar a Freddy al final. Para colmo, la película cae en una de las trampas más letales del cine de terror: incluir la típica trama del "niño en peligro" (aunque en esta ocasión hablemos de un niño aún no nacido), con un joven actor que resulta más lamentable en cada escena en la que hace acto de presencia.

Esta quinta entrega fue escrita, producida y estrenada en menos de un año desde la anterior, tras pasar por varias reescrituras de guión y ser rodada en un tiempo record. La labor de Stephen Hopkins en ese sentido es encomiable, pero las muestras de pereza argumental que hay por doquier en la historia terminan minando incluso su trabajo, aparte de que las jóvenes víctimas de Freddy no son en esta ocasión tan simpáticas como en las cintas predecesoras. Esta entrega de Pesadilla... puede ser pasada por alto sin ningún temor a perderse nada.

viernes, marzo 06, 2009

Ese intraducible "haunted"

Como hoy no tengo absolutamente nada que postear y la estructura del blog me impide colgar más de tres reseñas seguidas, aprovecho el reciente palabrerío sobre The Haunting (1963) para recomendar, una vez más, la web HauntedHouses.com, auténtica enciclopedia virtual con mapas, fotos, crónicas y todo lo referente a numerosas casas encantadas "reales" en los Estados Unidos. Internautas más experimentados y meticulosos que yo seguramente podrán decirme si existe alguna web similar dedicada a este tema en otros países. Porque la verdad es que una iniciativa como esta de alcance global sería una de las mayores glorias concebidas por el hombre.
Por supuesto mi casa encantada favorita siempre será la famosa mansión de la viuda de Winchester, en California. La historia de esta casa (que se ha convertido en toda una atracción turística) sería interesante incluso si no tuviera adosada una historia de ultratumba: su dueña, Sarah Winchester, viuda del famoso creador de los rifles del mismo nombre, estaba convencida de que debía seguir construyendo y ampliando permanentemente la casa para apaciguar a los espectros de la Guerra Civil que en ella rondaban. El resultado es, por supuesto, un gigantesco laberinto de madera con pasadizos circulares, escaleras que no llevan a ninguna parte, y corredores sinuosos en los que no sería extraño encontrarse con algún espíritu errante. La mansión es tan famosa que incluso es foto de portada en el artículo de Wikipedia dedicado a las casas encantadas en general.
En cuanto a películas que hayan aprovechado la historia de la casa de Winchester, no recuerdo ninguna. Sin embargo, sí es cierto que sirvió de fuente de inspiración más que evidente para una miniserie de Stephen King titulada Rose Red (2002), que buscaba en su momento ser la historia de casas embrujadas "definitiva". De eso, claro está, hablaremos otro día, cuando tenga algo que postear. Hasta entonces muchos saludos.